Mi carta estaría dirigida a mi profesora de Historia del Arte de COU, Encarna, ya que es una de las profesoras de las que mejor recuerdo tengo, porque marcó mi futuro profesional.
La primera característica que me viene a la mente de esta profesora, es que era muy exigente. Desde el principio de curso, recuerdo que nos hizo estudiar mucho, pero al mismo tiempo, también era una apasionada de su asignatura, y así nos lo transmitía con cada clase que nos daba.
A lo largo de la semana, solíamos dar unas tres horas de arte. Encarna, siempre llegaba puntual a las clases, y cuando entraba al aula, recuerdo que automáticamente todos nos callábamos, ya que le teníamos mucho respeto.
Para dar la asignatura, utilizaba normalmente el modo expositivo, organizando los contenidos de forma cronológica y empleando como principales recursos el libro, y proyecciones de algunos de los cuadros más representativos de cada periodo que estuviéramos estudiando. Durante la explicación, se le entendía muy bien, porque seleccionaba los contenidos más relevantes, para que nos quedara claro el periodo que estábamos estudiando.
Mientras daba la lección teórica, solía hacer pausas para preguntarnos acerca del tema que estábamos tratando, y de este modo comprobar si le estábamos prestando atención y atendíamos a lo que explicaba.
Al finalizar la clase, nos mandaba los deberes para la siguiente sesión. Normalmente, trabajábamos de manera individual, nos pedía que leyéramos y subrayáramos el siguiente punto de la lección y repasar lo del día anterior, haciendo resúmenes y esquemas de lo más importante del tema. Si teníamos dudas, siempre nos dedicaba tiempo para ayudarnos a resolverlas.
Además de las clases teóricas, de vez en cuando, también nos íbamos a ver algún museo, para contemplar y analizar las obras en directo.
En cuanto a los exámenes, éstos consistían en el comentario de alguna obra que habíamos visto o no en clase, y de preguntas cortas. Desde el principio, vio que yo estaba muy interesada por la asignatura y me exigía más que a nadie, por ejemplo, me ponía obras que no habíamos visto en clase, para ver si era capaz de reconocerlas. Esto me motivó para estudiar más, ya que suponía todo un reto para mí. A la hora de calificar los exámenes, era muy justa y tenía en cuenta no solo nuestros conocimientos, sino también el esfuerzo y el interés que habíamos demostrado a lo largo del trimestre.
Su sistema de enseñanza-aprendizaje, creo que en su momento funcionó porque en selectividad, fue una de las asignaturas en las que conseguí una mejor nota.
Como persona, en clase solía ser bastante seria, pero fuera, recuerdo que era muy accesible y cercana. Cuando empecé a pensar que quería estudiar Historia del Arte, ella fue la que me aconsejó en todo momento, orientándome sobre la universidad donde podría hacerla, las salidas profesionales etc.
Para mí fue una profesora, con mayúsculas, porque no sólo me transmitió conocimientos, sino que además me ayudó a crecer como persona y orientarme en mi futuro profesional.
Me alegro que tanto María como tu os hayáis atrevido a colgar vuestras cartas en el blog. Me ha gustado mucho tu carta porque has observado a la persona como profesora y todas las estrategias y recursos que utilizaba en el aula, sin duda muy buenos todos ellos y que evidentemente funcionaron de maravilla pues generaron en tí un deseo de aprender más sobre su asignatura y un reto que te llevo mucho mas allá del instituto incluso. Buen trabajo.
ResponderEliminarSaludos
SARA